Nuevas familias, nuevos comienzos
- Anna De la Cerda
- Feb 19
- 3 min read
Updated: Mar 10
El día de mi boda caminé con ilusión, pero también con una mezcla de incertidumbre y temor. Frente a mí me esperaban mi futuro esposo y sus dos pequeñas hijas.
Hoy, 13 años después de ese momento, puedo decir que mi vida se transformó por completo. Mi esposo, quien había enviudado tras la pérdida de su primera esposa, estaba al cuidado de dos niñas de 5 y 7 años y en un abrir y cerrar de ojos me convertí en esposa y mamá adoptiva.
Casualmente, en aquel momento estaba terminando mi formación como Terapeuta Familiar. Los aprendizajes que desarrollé, no sólo fueron clave en mi práctica clínica, sino también en mi propia experiencia de vida.
En mi opinión, los seres humanos tenemos derecho a reconstruir nuestra vida, a volver a ilusionarnos y entusiasmarnos con la idea de una nueva pareja porque estoy convencida que el divorcio o la viudez no anulan la vida sentimental ni la posibilidad de experimentar nuevamente emociones intensas como el amor de pareja.
La pregunta que me formulé desde ese momento era, si valía la pena formar una familia reconstruida ¿Y por qué no? Desde mi perspectiva, las personas tenemos la capacidad de adaptarnos pero sobre todo, de trazar nuevos caminos para construir nuevas conexiones.
En una ocasión, mientras una de nuestras hijas elaboraba su árbol genealógico como parte de una tarea escolar, me preguntó: ¿Dónde podría incluirme? Me tomó un momento pensar en mi lugar en nuestro sistema familiar, a lo que respondí: Recuerda que a los árboles les pueden salir ramas nuevas y seguir creciendo.
El camino no es fácil. Las familias reconstruidas enfrentan numerosos retos, como el conflicto de lealtades, los duelos, el establecimiento de acuerdos. Los desafíos pueden ser innumerables y varían en cada familia pero ninguno es imposible de superar.
Existen elementos esenciales en los que es crucial trabajar de manera constante. En mi experiencia, los más relevantes son:
El desarrollo de un vínculo sólido en la pareja. La pareja es el pilar de la familia, es necesario cuidarla y nutrirla a través del respeto, empatía, atención, tiempo y comunicación.
Conexiones saludables entre los miembros de la familia. De acuerdo con Siegel, existen 4 puntos clave para promover relaciones equilibradas (Siegel, D. 2003).
- Presencia: Estar realmente presente, con atención plena y sin distracciones para construir un espacio de conexión.
- Resonancia: Captar con empatía las emociones, necesidades y experiencias del otro.
- Apego seguro: Proveer un ambiente de confianza, donde la persona sienta que puede ser vulnerable, aceptada y entendida.
- Coherencia narrativa: Fomentar una narrativa de vida, donde las experiencias pasadas sean incluidas y aceptadas positivamente en el presente.
Gestión emocional: Ante los cambios en la formación de una nueva familia, es inevitable experimentar diversas emociones. Por ello, es fundamental reconocer, comprender y validar estas emociones para poder gestionarlas de manera efectiva.
Establecimiento de reglas y acuerdos familiares: Los límites claros proporcionan estructura, seguridad, equilibrio emocional y ayudan a reducir conflictos.
Para cada miembro de mi familia reconstruida, el proceso de unir nuestras vidas ha sido una experiencia transformadora, revelándose nuestra capacidad de adaptación y aceptación. Hemos aprendido a amarnos, a cuidarnos y protegernos mutuamente.
En pocos días, nuestra hija mayor presentará su examen profesional en el ámbito de las ciencias, y no podría estar más orgullosa de ella. Ser parte de su historia, así como, ella de la mía, me llena de una felicidad inmensa. Estoy segura que en este camino, continuaremos riendo, llorando, aprendiendo y creciendo como ocurre en todas las historias y en todas las familias.

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